
Una nube densa y suave,
me elevó por encima de mi propio ser.
Tomé tu cuello,
mil veces lo besé.
Frente a nuestros cuerpos idos,
la tarde cantó y la noche danzó,
ellos perdidos en la dimensión
que ofrecen el amor, el licor y el placer,
sólo entendían de besos,
de compañía,
de nuestra razón de ser.
La felicidad nos movía,
nos unió una y otra vez.
Nadando entre olas blancas
sumergidos en nuestro mar azul,
nos amamos con palabras,
con caricias y con complicidad,
nos amamos con miradas
con oportunidades de un quizá...
con la libertad de "un quiero ser"
Sin palabras!!!
ResponderEliminarTu llamada...
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