domingo, 7 de junio de 2009

Perpetuidad





Se enfrentaba como era costumbre a su peor enemigo... aquel que muy pocas veces lograba derrotar. Sabía que tenía casi ninguna oportunidad, pero aún así decidió continuar.


No creyó poder seguir combatiendo en un momento, pero encontró un arma más y corrió hacia ella, la tomó en su mano y la blandió tantas veces como pudo antes de ser cortada su extremidad, cortada como fue arrancado su pie derecho y luego el izquierdo, sin ellos y sobre sus maltratados troncos seguía erguido. Cortados como fue cortado su cuello y entonces sus ojos desde la lejanía guiaba su cuerpo destrozado.


No permitió que se cantara victoria hasta que su última gota de sangre tocó el agreste terreno.


Sentía que renacería, como lo había hecho tantas veces atrás.


Así sucede cada vez que la noche se enfrenta con el día, sólo cuando la lluvia, su aliad viene en su auxilio, la noche sale victoriosa por un instante más...

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